viernes, 1 de julio de 2011

¿Por qué no el Silicio?

El silicio (Z = 14) es más abundante que el carbono (Z = 6). Como nos indica su número atómico, el silicio también requiere cuatro electrones para completar su nivel de energía exterior. ¿Por qué entonces se lo encuentra tan raramente en la mayoría de los sistemas vivos? Porque los átomos de silicio son más grandes que los átomos de carbono; la distancia entre dos átomos de silicio es mucho mayor que la distancia entre dos átomos de carbono. Como resultado, los enlaces entre los átomos de carbono, que se mantienen más juntos, son casi dos veces más fuertes que los enlaces entre los átomos de silicio. Así, el carbono puede formar cadenas largas y estables y el silicio no.
 
La capacidad del carbono para formar enlaces dobles también es crucial para su papel central en la biología. Un átomo de carbono puede combinarse con dos átomos de oxígeno por medio de dos enlaces dobles; la molécula de dióxido de carbono, flota en el aire como gas libre. También se disuelve rápidamente en el agua y, por lo tanto, está disponible para los sistemas vivos. En el dióxido de silicio, por oposición, el átomo de silicio forma enlaces simples con los dos átomos de oxígeno, dejando dos electrones sin aparear en el silicio y uno en cada oxígeno. En consecuencia, el átomo de silicio necesita ganar dos electrones para llenar su nivel de energía exterior y cada átomo de oxígeno necesita ganar un electrón. Así, los electrones no apareados son rápidamente compartidos con electrones no apareados de moléculas vecinas de SiO2, formando, finalmente, granos de arena, rocas o, con intervención biológica, las conchillas de los organismos microscópicos marinos.
Este delicado esqueleto de un microorganismo de la Bahía de Narragansett, en Rhode Island, está compuesto por dióxido de silicio. El material dentro del esqueleto es desecho orgánico










Fuente: Biología sexta edición, Curtis y Barnes

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